Todos los juegos al mismo tiempo, como en los viejos tiempos: una noche de "Lo siento, Ameri..."

El domingo, a las 20.45, nueve partidos de la Serie A se alinearon en la salida, como caballos en las jaulas de salida. Una contemporaneidad de otro tiempo que provocará en muchos un efecto magdalena y nos trasladará a tiempos lejanos, cuando el cocido se hacía sólo con ternera y consagraba los domingos en las mesas italianas. Los partidos disputados a la misma hora por la tarde eran la regla, no la excepción. Ahora juegan de noche, porque la televisión de pago odia la luz, como los vampiros. Recordaremos la elegante voz de Roberto Bortoluzzi: «Queridos oyentes, buenos días. Hoy nos conectamos con los campos del Parma, para el Parma-Nápoles; del Milán, para el Inter-Lazio; del Torino, para el Juve-Udinese; de la Roma, para el Roma-Milán... Al micrófono, Enrico Ameri, Sandro Ciotti, Alfredo Provenzali, Claudio Ferretti...».
“Tutto il calcio minuto per minuto” retransmitió en directo sólo la segunda parte. Cuando se anunciaron los “resultados parciales”, los niños de los años 70 intuyeron la relatividad, sin conocer a Einstein. El espacio que separa “Roma 1” de “Milán 1” duró una fracción de segundo. Y, sin embargo, en ese instante, el pequeño jugador del Milán pudo pensar: "Bueno, ellos marcaron, pero quizá nosotros marcamos tres. Y, en fin, nos quedan 45 minutos para remontar un gol". Los niños imaginaban, deseaban, porque aún no todo se podía ver. Los domingos por la noche, la Rai sólo retransmitía la repetición del día anterior. La televisión le pone al fútbol unos calzoncillos enormes, como a los desnudos de la Capilla Sixtina. ¿Qué queda del deseo, ahora que vemos todo todo el tiempo? El domingo, los nueve comentaristas se superpondrán para anunciar los goles de sus campos. Todo va a ser "Lo siento, Ameri..."
La Gazzetta dello Sport